El cambio climático plantea desafíos sin precedentes para las sociedades contemporáneas, exigiendo respuestas integradas que trascienden los límites disciplinarios y sectoriales. En este contexto, las universidades y centros de investigación están llamados a formar profesionales con competencias para comprender, dialogar y actuar frente a problemas complejos (Amigo y Urquiza, 2022).
En este escenario, es posible observar los eventos extremos climáticos como la punta del iceberg de los cambios en la frecuencia e intensidad de las amenazas climáticas. Si bien los eventos extremos emergen de la interacción compleja entre múltiples factores tanto naturales como sociales, es posible observar que su comportamiento cambia rápidamente a medida que avanza el calentamiento global (Guzmán, 2021; IPCC, 2023).
Los eventos extremos climáticos pueden ser definidos -en términos generales-, como fenómenos climáticos que interrumpen los patrones habituales de variabilidad climática y se presentan en forma de olas de calor, sequías prolongadas, lluvias torrenciales, tornados o trombas, incendios forestales o inundaciones.
Estos eventos generan impactos importantes en comunidades, ecosistemas e infraestructuras (Herring, 2020). Más específicamente, se considera que un evento extremo ocurre cuando las condiciones climáticas -como la temperatura, la precipitación o el viento, superan o caen por debajo de ciertos umbrales críticos, situándose en cifras extremas dentro del rango de registros históricos disponibles (IPCC, 2018).
Si observamos los últimos 25 años en Chile, es posible identificar diversos eventos extremos con importantes impactos sociales y en los ecosistemas, destacando entre ellos a:
Eventos Hidrometeorológicos
Incendios Forestales
Tornados
Aluviones y deslizamientos
Sequías
Actualmente, con el planeta acercándose al umbral de 1,5ºC de calentamiento global y proyectándose hacia los 2ºC en las próximas décadas, Chile enfrenta la urgente necesidad de prepararse de manera efectiva para eventos extremos cuya intensidad o naturaleza podrían no tener precedentes en la historia reciente (IPCC, 2018).
Reconociendo la complejidad de estos fenómenos, así como la necesidad de una formación continua para enfrentarlos, la 6ta Escuela de Verano CR2 busca proporcionar herramientas conceptuales y metodológicas para la comprensión de los eventos extremos vinculados al cambio climático y sus impactos en territorios y comunidades, promoviendo el análisis de estrategias de adaptación y la construcción de resiliencia.
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